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El gobierno español prescinde del Premio Nacional de Diseño

Está muy claro que al gobierno actual le importan tres pitos la industria y el diseño industrial de este país.
Una indiferencia que muestra sin tapujos, no solo prescindiendo de los Premios Nacionales de Diseño sino principalmente porque no ha dado soporte alguno al sector industrial y empresarial durante toda la crisis. Muy al contrario, todos los esfuerzos –por lo menos en términos económicos- los ha derivado al “saneamiento” de los bancos y a llenar algunos bolsillos. Acciones que, gestionadas con nuestro dinero y con el dinero de unas empresas que se hunden cada día un poco más por este tipo de políticas, son totalmente antisociales, injustas y crueles.

El malestar que esta decisión ministerial ha generado entre los diseñadores no la provoca el hecho de perder el Premio Nacional. En realidad el Premio en sí es lo de menos. Como todo premio que se precie éste también tenía sus lagunas y sus sombras pero aun así significaba tener presencia estatal. Importábamos por lo menos una vez al año y la palabra DISEÑO podía leerse con naturalidad en toda la prensa.
El problema de fondo es que con este nuevo recorte al diseño industrial ya no le quedan elementos simbólicos y/o actitudes públicas (aunque sean forzadas) que nos permitan creer que disponemos del apoyo social más oficial, como es el del propio estado. Así que el diseño está hoy huérfano de políticas activas y de cualquier tipo de reconocimiento publico a ese nivel.
Creo personalmente que es una omisión inmerecida ante la dura labor que hacemos a diario todo un colectivo profesional.

Nos hallamos ante un gobierno miope que no es capaz de ver que apostar por el diseño industrial, y por extensión la industria o viceversa, es la única estrategia coherente para permitir una potenciación controlada (y sobre todo a largo plazo) de un sector tan importante para nuestro PIB.
No cabe duda de que estamos delante de un gran error estrategico del gobierno; la negación del futuro a todo un país porque no hay país sin diseño.

Olvidamos que el diseño es también política. Política activa que genera enormes beneficios económicos en todos aquellos países donde es un elemento incuestionable que además suele ofrecer un mejor panorama social, más justo y equitativo.
Por este motivo, señores gobernantes, han de saber que no crear estrategias en este sentido, es decir derivar recursos y ayudas sólidas –Y PÚBLICAS- al diseño y lógicamente –y sobre todo- a las empresas es una actitud kamikaze que nos llevará a ser un país de... ¿De servicios?, pero ¿servicios de qué?, me pregunto yo.
Nuestro turismo, ese del que tanto les gusta presumir, cada año está más devaluado por la falta de profesionalidad e infraestructuras y no soportará a toda una sociedad como la nuestra. No se engañen y no nos engañen.

Ahora la solución es compleja porque pasa, como he reiterado en otras muchas ocasiones desde esta misma página, por plantear cambios estructurales. No caben parches ante el descrédito que sufre nuestro sector, menos aun en el seno de una Europa que apuesta claramente por el diseño como motor de progreso y bien social, como así lo dictaminan algunos de sus tratados económicos y hojas de ruta para la innovación.

Tenemos que replantear nuestra formación del diseño, hoy también entredicha e ineficaz, y obligar a nuestras asociaciones y colegas a que se impliquen un poco en política. Si, si, habéis leído bien; en política. Solo de esta forma se puede forzar a nuestros gobernantes a que valoren, apuesten e incentiven a la industria y que se propongan ayudas continuas y suficientes para la innovación y para el diseño. Exijámosles constantemente soluciones que dibujen de verdad un futuro mejor para todos. Y hagámoslo ya.

Visto lo visto, parece que aun nos queda un largo recorrido para que nuestro diseño se entienda tan necesario como lo es en los países más cercanos a nosotros, como por ejemplo Italia, Francia o Alemania.
Al final, tanto mirar a nuestros vecinos para aprender tan poco de ellos solo nos habla de ceguera o de estupidez.

Edición:

Finalmente se ha rectificado. El gobierno convoca nuevamente los Premios Nacionales de Diseño e Innovación 2015. Una noticia de la que debemos de alegrarnos aunque no podemos bajar la guardia. Este hecho no cambia, desgraciadamente, la poca o nula ayuda que el diseño industrial recibe de forma estatal ni la escasa divulgación positiva que de él se hace socialmente.

Enero 2015