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El error: Diseño Industrial como fin comercial y no como estrategia de innovación

El titulo de la reflexión quiere sintetizar la realidad de como durante años cierto sector industrial y empresarial de nuestro país ha procurado intentar hacer ver, de cara a la galería, que existían varios “niveles” de diseño. La finalidad no era otra que elevar a lo más alto sus productos por encima del resto. Y lo consiguieron. Asociaciones, revistas y publicaciones, instituciones docentes y organismos públicos los secundaron. Participaron en esta mentira y contribuyeron a lograr lo inimaginable; Convencer a todos que lo que ellos vendían era DISEÑO y lo que hacían los otros… Bueno, lo que hacían los otros realmente parecía no existir para el diseño industrial oficial.
Podemos imaginar desde el sentido común que esta incongruencia debería haber caído por su propio peso pero hemos vivido décadas bajo este engaño.

Pretendieron y lograron ajustar la realidad a su propia visión. Una visión que les interesaba y que les proporcionaba sendos beneficios y prestigio. Fomentaron y formaron grupos y asociaciones restringidas que todos conocemos. Clubs donde ellos mismos decidían quien era válido o no. Eran dueños y señores dentro del ámbito del diseño y pautaban sus propias reglas sin pensar que las reglas del mercado y de la propia realidad existente estaban por encima y serían, con el tiempo, más poderosas. Muchos no vieron, cegados por sus propósitos, que un día estas realidades se tornarían en contra de sus insostenibles planteamientos.

Lo realmente inverosímil es algunas de estas empresas pudieran mantener esta distinción que hacían al respecto del diseño industrial y de sus productos. Era algo realmente absurdo, desde el propio punto de vista de la disciplina, porque todos los productos tienen “diseño” y en mayor o menor medida todas las empresas fabricantes incorporan de forma obligada, por concepto mismo de lo que significa el diseño industrial, este tipo de procesos. Parecía lógico que cuando ciertos pilares se movieran la estructura se les vendría abajo.
Ahora, una crisis económica y de valores ha movido el terreno y varias de estas empresas, sin cimientos, o han cerrado o pasan (aunque no quieran reconocerlo e intenten resistir heroicamente sin bajar del burro) por los últimos momentos de la agonía previa al cierre y/o en el mejor de los casos por una enorme restructuración a todos los niveles incluido el estratégico.

Aunque muchos siempre lo han sabido ahora es la mayoría los que advierten también que en realidad solo vendían la palabra Diseño y nada más. Diseño, no como concepto y política de desarrollo e innovación justificada además en sus productos, sino simplemente diseño como estrategia comercial. Un camino peligroso y muy costoso económicamente por no atender planteamientos estrictos de desarrollo. Una idea empresarial casi tan audaz como triste.

La locura de los tiempos y la falta de una divulgación correcta del diseño industrial posicionaron además a muchas de estas empresas y de forma oficial (véase tan solo los premios que recibieron alguna de ellas) hacía donde ellos mismos las encumbraron. Acompañadas, mimadas y reforzadas, eso si, por algunas asociaciones profesionales y sectoriales que desde hace mucho solo parecen limitarse a dar soporte, auto-bombo y promoción solo por interés a su selecto grupo de amigos.

Es lógico pensar que si esas empresas, hoy cuestionadas, hubieran realmente incorporado el diseño industrial como estrategia empresarial en toda su profundidad y no se hubieran limitado a basar su realidad tan solo en una palabra (DISEÑO) con fines pura y exclusivamente comerciales está claro que ante la crisis hubieran podido mantener otra postura y/o disponer al menos de las suficientes herramientas como para mitigar o hacer frente a los baches. Por plantearlo de otra forma mucho más directa y clara:

- Si algunas de esas empresas eran de verdad el referente del diseño industrial español, lo que significaría haber adoptado siempre un planteamiento de desarrollo y producción de productos con elevado valor añadido, calidad, competitividad e innovación, ¿Como han cerrado o están al borde del cierre?

- ¿No deberían, en realidad, bajo esa presunta política de I+D haber sido las últimas en percibir la crisis y/o en su defecto poder haberle hecho frente con mejores resultados?.

Hoy, un elevado número de esas empresas que llegaron a formar (deformadamente) el panorama de referencia del diseño nacional pasan por una dura situación económica porque basaban única y exclusivamente su valor añadido en la firma que había tras sus productos. Unicamente crearon una marca. Pero una marca sin un buen producto detrás, a largo plazo, no es nada, simplemente aire.
Mientras sus productos fueran firmados y "diseñados" por grandes diseñadores de renombre ya bastaba. Daba igual si estaban mal planteados, si presentaban problemas o suponían excesivas inversiones o no estaban optimizados. No importaba si no seguían la estrategia comercial y de mercado de la empresa o si eran únicamente planteamientos privados de los propios diseñadores. El producto en realidad esta despreciado, en su sentido más amplio, lo único que importaba era la firma del diseñador para vender y exportar ese DISEÑO. Un diseño que ellos mismos acuñaron y que inteligentemente supieron promocionar.

Pero no. Debemos decirlo. Ni el diseño industrial, ni el valor añadido es eso que ellos proclamaban y lanzaban a los cuatro vientos. Eso solo era, si pudiera denominarse así, un valor “grafológico” que permitía inflar los costes de sus productos. Productos de prescripción que otros colegas igualmente firmantes recomendaban. Productos en realidad objetiva con muy poco valor añadido y precios hoy día insoportables basados en una estrategia que hoy se desmorona en un mercado más lúcido y exigente.
El valor añadido no está en la firma que hay tras el producto sino en el desarrollo y resultado del propio producto y si éste no aporta más calidad, una mejor función, mejores cualidades o más prestaciones, en definitiva es mejor que lo existente o lo anterior, por mucho que se empeñen ciertas empresas, no existe ese valor de innovación que el mercado siempre es capaz de procesar incluso en duras época de crisis.

Ahora que empezamos a oír que varios de estos "falsos exponentes del diseño" van echando el cierre podría constatarse que nos hallamos en este sentido también en un cambio de ciclo.
Y cuando el arel de la crisis separe la paja del grano seguramente el diseño industrial empiece a lograr el reconocimiento que se merece como disciplina dinamizadora de la industria. Esa disciplina que se está llevando a cabo dentro de empresas más anónimas, alejadas del candelero del diseño y su mundo más superficial, pero que están soportando de mejor forma, con esfuerzo y trabajo, la crisis que nos acontece.

Suele decirse que después de la tormenta siempre sale el sol y el mundo se ve de otra manera. Aunque aun estamos sobre una importante borrasca parece que se van abriendo claros y que los rayos del sol ya empiezan a colarse por entre las nubes ofreciéndonos una nueva perspectiva.

Si podemos extraer algo positivo dentro de todo lo malo que nos ha traído la crisis es que no cabe duda de que ésta ha hecho llegar su San Martín a muchas empresas.

Noviembre 2011