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Los tiempos del Diseño Industrial y sus exigencias

Se suele decir que uno solo se acuerda del paraguas cuando llueve. ¡Y que verdad es!.

Realmente cuando surge algún “problema” (y suelen ser a menudo y normales en los procesos de desarrollo) es cuando nos damos cuenta de lo importante y vital que es mantener con extremo rigor toda la línea proyectual del proceso de diseño industrial.
Y es que el diseño industrial tiene sus propios tiempos.
Con esto quiero decir que las prisas nunca son buenas compañeras y que un proceso tan complejo como el nacimiento de un nuevo producto requiere de un constante estado de alerta. Soy consciente de que el mercado tiene también sus tiempos, incluso más acelerados si cabe en tiempos de crisis, pero no tengamos miedo a revisar lo revisado y a mantener siempre una actitud de cierta “desconfianza” sobre cada paso dado. Creo que no es malo ser algo inseguro si ello conlleva poder afianzar un paso.

Debemos ser conscientes de que el diseñador industrial es simplemente una pieza dentro del proceso de creación de un producto. Es cierto que ejerce, dentro de este procedimiento, como director de orquesta pero debe saber que a lo largo del desarrollo perderá forzosamente de vista el proyecto, en primera línea por lo menos, dejando paso a otros profesionales.
Y dado que en el proceso de desarrollo del nuevo producto intervendrán muy diversos profesionales que no siempre vendrán de la parte del diseñador industrial sino que le pueden, lógicamente, ser impuestos desde el entorno del cliente deberemos trabajar siempre con la máxima pulcritud y control para garantizar también el mejor nivel de trabajo del resto del equipo.
A su vez, cada nuevo profesional y/o equipo tendrá en el conjunto del proyecto su propia responsabilidad y aportará también sus propios conocimientos y su Know-how enriqueciendo el proyecto.
Ante tanta información y coordinación debemos apostar siempre, aunque suponga más esfuerzo del previsto o del pensado, por el orden y la validación constante.

Durante mi experiencia como diseñador industrial me he encontrado con muchos profesionales a los que aparentemente les bastaba con un simple planteamiento borroso de una, según ellos, “gran idea” para embarcar a un empresario y su empresa hacía el desarrollo de un producto. Diseñadores que trasladaban toda la responsabilidad a los demás evitando asumir la suya propia.
Hoy día, con más de 12 años como profesional la verdad es que no envidio en absoluto a todos esos diseñadores que con capaces de trasladarle al cliente un simple dibujo (que los hay) porque me constan los enormes problemas posteriores ( a veces por casualidades de la vida les he tenido que dar solución) que aparecen en el proceso de industrialización, en todas las mal-inversiones perdidas y en el sobre-esfuerzo que eso supone siempre para los clientes.
Quizás por ello, o en parte, el diseño industrial tiene aun en ciertas esferas cierto descrédito, aunque como es lógico eso no responde en absoluto al diseño, siendo este el gran problema de fondo. Arrastramos una imagen negativa sobre algo que nada tiene que ver en realidad con nosotros ni nuestra disciplina.

Cada fase del proyecto es importante por trivial que pueda parecer y cada parte y su resultado marcará la siguiente y así hasta el final por lo que debemos inculcarnos en nuestro día a día una exigencia máxima porque aunque signifique más esfuerzo a la fin es lo único camino que nos garantizará el mejor trabajo y la minimización de errores.

Marzo de 2011