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Ejemplo y análisis de Diseño Industrial sobre la evolución de un producto

Hace un tiempo alguien me dijo que los coches que circularán de aquí 100 años ya están más que diseñados. Son principalmente propuestas estructurales y formales que plantean tal innovadora tecnología y suponen un cambio tan radical -respecto a los automóviles actuales- que no podrían lanzarse al mercado mañana mismo porque no serían procesados por los usuarios. Supondrían un cambio tan exponencial que serían seguramente incomprensibles y por ello muy probablemente causarían rechazo.
El mercado tiene sus propias leyes y una de ellas nos dice que avanzarse en exceso, es muchas veces, equivocarse.

La verdad es que nunca he podido comprobar la veracidad de esta afirmación (diseños futuros radicales ya realizados). Pero aunque no sea cierta si que motiva en mi una reflexión interesante al respecto de si el diseño industrial limita sus propias posibilidades para dar tiempo a los usuarios a digerir su constante renovado entorno artificial. Sobre este punto, particularmente, como profesional pienso que si.

En base a la idea de que los productos tienen que apoyarse siempre en una referencia previa para presentar una evolución coherente que pueda ser entendible por los usuarios, hemos formulado desde ozestudi una propuesta para el concurso de domestika sobre la solución a los buzones de correos del año 2062.
Sinceramente, más que la intención de lograr algún resultado en el certamen, esto ha sido la excusa ideal para realizar un ejercicio de análisis de diseño industrial que plantea la idea de cómo un producto, pensando en futuro, evolucionaría en su función y estructura de cara a disponer la mejor adaptación posible de los usuarios, las tecnologías y las nuevas funciones que presumiblemente podrían aparecer.

Y es que -para terminar esta introducción- decía Einstein que:

- “cada uno ve lo que sabe”.

Así que para que el usuario, observador en este caso, sepa lo que ve siempre debemos proponerle un punto de apoyo, un producto de referencia previa en la evolución de una función o un cambio sustancial. Sin olvidar jamás que el diseño es también forma y cultura.

2012-2062. Cincuenta años –e incluso más- que empiezan mañana

Es importante empezar diciendo que por norma general el diseño industrial siempre proyecta propuestas de futuro. Esto significa que los productos normalmente están adelantados, de media, 3 o 5 años.
Dicho esto podemos suponer que pensar tecnológicamente a más largo plazo y hacer un ejercicio de proyección para “adivinar” el contexto artificial en el que el ser humano vivirá a 50 años vista es -como puede imaginarse en un tiempo en que las cosas cambian a un ritmo impresionante- bastante difícil y no deja de ser un ejercicio de “ciencia ficción”, siempre y cuando estemos buscando extraer conclusiones válidas de futuro y trabajar con cierto rigor en los planteamientos.

Hay una máxima lógica de dice que todo es muy posible pero la gran mayoría es poco probable. Bajo este prisma la idea nace con la intención de aproximarnos a lo que podría ser probable y para ello planteamos un diseño dentro de una evolución lógica del producto y sus funciones. Un punto vista que nace realmente a través de la siguiente reflexión:

“Aquello que podremos ver de aquí a muchos años vista tendrá seguramente X referencias previas que le posibilitan la validez, la comprensión y su propia coherencia evolutiva.”

EL PROYECTO

Aunque el trabajo responda a un concurso, como hemos dicho, intentamos lograr la máxima objetividad posible y por ello trabajamos desde la lógica del diseño industrial –con todas las reversas a tener en cuenta- para establecer una evolución coherente y “natural” del propio objeto.
Una evolución basada en las funciones que presumiblemente podrá ir teniendo a lo largo de este tiempo así como también en las posibles tecnologías que podrían contemplarse.

PLANTEAMIENTO

Este ejercicio evolutivo lo realizamos a partir de la referencia 0, que es el buzón actual (en la imagen superior).
A partir de aquí generamos referencias desde lo que es probable y lo que es previsible hasta llegar al 2062 e incluso más allá.

Esto es sumamente importante para que los usuarios siempre puedan interactuar con el objeto de forma fácil, entendible y eficaz. Así pues se plantea realmente esta evolución con la finalidad de ofrecer, no solo una buena “digestión” a los usuarios sino también una incursión cultural coherente siempre a partir de referentes previos.

Como decía al principio, avanzarse en exceso o innovar perdiendo las referencias previas de un objeto supone asumir el riesgo de que los usuarios no logren descodificar el producto y sus funciones. Es decir, que no lo entiendan y por ello lo rechacen.

Así pues, la propuesta, más allá de la idea de evolución lógica, es presentar el buzón para el año 2062 ofreciendo su línea de cambios lógicos para entender de donde venimos y hacía donde vamos. Sin duda, no es el único camino existente pero es uno de ellos.



IDEA A

Podemos ver arriba el primer estadio. Partiendo de la referencia 0 actual miramos de minimizar el volumen general del buzón e incorporamos nuevas funciones telemáticas –que están a la orden del día- que pueden permitir a la empresa ofrecer más servicios en “red”. Podría incluso imaginarse que a partir de una tarjeta cliente podríamos operar en este nuevo servicio o sin este acceso si visualizar información de la empresa.
El producto, de menor peso visual pero con bastante volumen, aun incorpora lógicamente recursos actuales como mapas de localización, información impresa, etc...

Está diseñado para ser realizado principalmente en chapa de acero estampada e incorpora iluminación y balizas leds para señalizar el “totem”. A nivel formal partimos del buzón actual y conservamos cierta voluminosidad y presencia. Se mantiene también, pero a un nivel conceptual, el sombrerillo característico del objeto anterior que ahora está convertido en el volumen semicircular del perímetro y en la marquesina propuesta que mejora la visibilidad ante la incidencia del sol.
Reducimos el reclamo cromático para una mejor integración en el contexto urbano. Mantenemos la misma estructuración del grafismo así como una entrada para el correo ordinario, ahora lateral y que podría ser múltiple, con un ajustado volumen de almacenamiento.

IDEA B

Arriba expuesto podemos ver el siguiente paso. Partimos ahora del referente A, que a su vez partía del referente 0. Mantenemos en esta variación el gesto estructural de la idea inicial pero perdemos volumen para hacer el objeto más neutro, más ligero –visualmente hablando- y más “arquitectónico”. Las opciones funcionales son muy similares a su precedente si bien aquí podría existir un abanico más amplio de posibilidades a nivel telemático y software.

Esta opción, pensada a medio plazo, sería también totalmente viable y estaría realizada en chapa de acero y/o aluminio. Incorpora pantalla táctil e iluminación led.

Cabe decir que este planteamiento de diseño industrial podría sustituir realmente la idea A, no obstante, al pensar en una forma más neutra es realmente interesante, en un primer estadio, trabajar de forma más cercana a la referencia 0.

Seguimos manteniendo la referencia del correo ordinario en la cara lateral del objeto porque identifica claramente la función nativa, si bien en estas opciones ya se aprecia como secundaría.

IDEA C

El siguiente paso, arriba mostrado, sería la propuesta de futuro. El planteamiento esperado que motiva la reflexión de diseño indsutrial.
Un planteamiento más cercano al 2062 con nuevas tecnologías que ahora son experimentales.

Esta nueva revisión podría mantener totalmente el gesto estructural de las ideas anteriores siendo un panel vertical con marquesina.
Aquí ya podría haber cambios importantes. Podría estar presuntamente realizado en vidrio blindado de 25 mm de espesor y todo sería visual y táctil. La información se organizaría y desplegaría a lo largo de toda la superficie del vidrio que actuaría de pantalla. Los leds estarían integrados en el propio vidrio, cosa hoy día ya posible.

Es aun una estructura que reconocemos a partir del referente B pero que minimiza su visualidad y su presencia. Ahora la referencia 0 poco tiene que ver pero la entendemos dentro de estos cambios.

Aquí tendemos a la descomposición del objeto y se reduce su referencia cromática que dentro del conjunto está ya asociada a la marca.

Un detalle importante es que prescindimos, ahora si, del correo ordinario. Probablemente la evolución de la carta puede que pase por otros formatos y/o soportes que dependan más del almacenamiento de información.



IDEA D

Con el planteamiento superior vamos un paso más allá.
Es cierto que cuando pensamos en los objetos del mañana, en los objetos de aquí 50, 60 o 100 años si que podemos trabajar con ciertas variables que nos lanzan algunos estudios de tendencia y futuribles. Estos análisis nos dibujan un contexto artificial más reducido en sentido presencial y/o visual. Se tiende a una minimización de recursos y a una miniaturización del objeto. Si a esto le sumamos que seguramente el futuro pasa por la información, los datos y su envío, es posible que lo único que quede del buzón tradicional dentro del contexto arquitectónico y/o urbano sea exclusivamente la arqueta por donde la compañía accede al núcleo del cableado e información.

Así pues es posible imaginar que realmente, desde esta lógica evolutiva planteada, el buzón de correos del futuro, incluso más allá del 2062, sea la presencia simbólica de esta arqueta. Mañana sería sin duda el símbolo de lo que fue un buzón.

Aunque el caso se ha concretado en la idea del buzón, este análisis podemos hacerlo en diseños que precisen adelantarse en el tiempo.
Un análisis de diseño industrial que nos permite entender que sin una referencia de apoyo es difícil entender un objeto.

Finalmente, y recibiendo una grata sorpresa, os comunico que la propuesta aquí expuesta ha sido finalmente la ganadora del 1er Premio del concurso.
Agradezco enormemente el fallo del jurado porque habiendo, personalmente, revisado otras propuestas debo decir que ésta no es en realidad la más llamativa, formalmente hablando, aunque si es cierto que tiene una gran profundidad conceptual muy bien argumentada y justificada, lo que ha valido para decantar la balanza. Sin duda este premio supone un premio para el diseño industrial porque se ha valorado el fondo más que la forma. Hacía tiempo que no veía tanta lucidez –y no es por haber ganado el premio, de veras- en un concurso de diseño. Muchas gracias.

Marzo-Abril 2012