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Diccionario del Diseño Industrial. Hacía una teoría de la disciplina

Términos como creatividad, estética, forma, estructura, metodología y un largo etcétera se usan a diario en Diseño Industrial. Es más, a partir de muchos de estos aspectos cotidianos del diseño se intentan proponer y estructurar discursos teóricos sobre la disciplina y se debate su propia función, su finalidad y su futuro.
Por esta razón deberíamos tener muy claros todos esos significados, circunscritos siempre al diseño, que poseen todas estas nomenclaturas.

No es absurdo entonces pensar en la necesidad de una especie de “diccionario” específico de diseño industrial que nos sirva de base para la teorización. Me refiero simplemente al hecho de establecer, de forma consensuada, ciertos términos actualmente “conflictivos”.

Debemos reconocer que es básicamente a través del uso de las palabras, del lenguaje, que organizamos nuestras ideas y trasladamos a lo racional (a lo entendible) la mayoría de los conceptos.
Coincidiremos también en que ciertos vocablos, según su origen y contexto, significan una u otra cosa. Por ello cuando hablamos de estética en diseño industrial seguramente lo estamos haciendo con una intención y un significado muy diferente al que entendemos, por ejemplo cuando hablamos de la estética en términos de Arte. Y esto sucede con muchos otros términos provocando lógicamente, a nivel teórico, un problema.

En diseño industrial muchas de estas palabras son usadas, por parte de ciertos pensadores, con un significado muy concreto y específico dentro del diseño. Un significado que se aleja en realidad de la definición literal del diccionario. Así que interpretar ciertos pensamientos a partir de los significados “literales” de las palabras y/o entenderlas de esta forma seguramente nos llevará a errores porque no entenderemos en realidad lo que se ha pretendido decir o comunicar.
No hablamos de significados radicalmente diferentes. Más bien son conceptos que se han enriquecido y/o ajustado para permitir explicar con mayor precisión lo que son y como funcionan exactamente en el ámbito concreto del diseño industrial.

Reconoceremos que es meramente imposible teorizar sobre diseño industrial sin haber dejado claros y haber aceptado previamente, entre todos, ciertos conceptos. Sin esta sencilla premisa estamos abocados a mantener un diálogo en varios idiomas y niveles que serán incomprensibles entre nosotros mismos.

Dicho “diccionario” debería permitirnos lograr normalizar este tipo de diferencias y entender que dentro de una disciplina ciertas ideas o palabras pueden, y suelen, tener un sentido muy concreto que difiere del general o común.
Si no empezamos hablar el mismo idioma será muy difícil que podamos asumir un diálogo teórico sobre el diseño industrial con la profundidad y con el rigor que se necesita.

Es posible que sea por esta falta de acuerdo sobre el uso del lenguaje en diseño industrial que carezcamos de un discurso teórico de fondo. Una argumentación que debería servirnos para explicar de donde venimos, hacía donde debe enfocarse la disciplina y cuales deberían ser sus funciones y su papel en el futuro.

Lo que si parece quedar muy claro, por lo menos yo lo veo así, es que toda esta confusión “definitoria” afecta a la totalidad de la estructura del diseño industrial. Ya desde el propio entorno académico donde los planes de estudios permiten presentar notables diferencias en función de los diferentes discursos de la disciplina, hasta la propia profesión y su ejecución que es entendida e interpretada de forma muy diversa por unos u otros profesionales, también en función de su propia crítica teórica del diseño.

Podemos aceptar que hablar a estas alturas sobre este tipo de aspectos o plantear este tipo de demandas en una profesión establecida que viene, desde hace muchos años, desarrollándose con estas carencias, puede entenderse como un cierto cuestionamiento sobre la propia profesión. Pero no. Rotundamente no. En realidad esta demanda pretende más bien todo lo contrario.
Aceptando que es una disciplina “social” necesaria para la mejora de las sociedades y para mejorar la vida de los seres humanos este tipo de planteamientos deberían verse más bien como la necesidad de reforzar y/o asentar de forma más sólida los pilares de la propia disciplina. Hacerla más viva para que pueda adaptarse sin problemas a los nuevos contextos sociales, industriales y económicos que están por venir.

Gran parte del pensamiento teórico del diseño industrial está basado y/o ha bebido hasta ahora de las fuentes de la filosofía, la ciencia, el arte, la sociología, la ingeniería, la arquitectura, etc,… Aquí encontramos también parte del problema al respecto del significado de las palabras pero no podemos negar que, esta importante y constante referencia teórica de otras disciplinas, ha enriquecido de forma sin igual al diseño industrial y lo ha convertido casí en una disciplina renacentista.
Quizás es el momento de empezar a construir un lenguaje propio que debe de emanar desde el propio diseño.

…teoría, teoría, teoría, … Muchos nos preguntamos que es en realidad este denominado “discurso teórico” sobre el diseño industrial y si existe o no existe. Si es importante o no lo es y/o para que sirve.
Sobre este aspecto puedo aportar mi propia opinión personal y decir que para mí si que es importante, principalmente porque a través de él podremos encontrar realmente el sentido de la propia disciplina. Establecer una finalidad consensuada que nos permita aceptar y ofrecer respuestas, siempre debidamente fundamentadas, a preguntas tan básicas como:

¿Qué es el diseño industrial?, ¿Para que sirve?, ¿De que se compone?, ¿Cómo se desarrolla?, ¿Cuál es su finalidad?, ¿Cómo se aprende?, ¿Que herramientas utiliza?,…

Personalmente creo que la teoría del diseño industrial es la necesidad que tenemos de establecer de forma fundamentada la existencia y la validez de la propia disciplina. Solo entendiendo su auténtico sentido podrá evolucionar dentro de un marco pautado y establecido para que este sentido siga siempre vigente.

Febrero de 2012